La Revolución Industrial Americana comenzó en 1793 en Pawtucket, Rhode Island, con la fábrica de hilar de Samuel Slater, la cual utilizaba energía hidráulica para hilar la seda que los campesinos de la zona le proveían. Poco tiempo después otras fábricas de hilar se establecieron a lo largo del sur de Maine, New Hampshire, Massachusetts, Rhode Island, y la zona oriental y central de Connecticut.

Al igual que el resto de Nueva Inglaterra, en el período pos-revolucionario Connecticut poseía abundantes colinas empinadas y muchos ríos y quebradas caudalosas. Furiosos y espumosos, rápidos y serpenteantes, suficientemente fuertes para mover ruedas hidráulicas de tamaño industrial pero también suficientemente estrechos y llanos para represarlos con la tecnología del siglo 19, los ríos Quinebaug, Willimantic, Shetucket, Hop, Hockanum, y Yantic, entre otros, bajaban de las colinas de granito, fluían a través de estrechos cañones de roca gneis, y—a diferencia de los ríos del sur de Estados Unidos, los cuales cruzaban extensas llanuras costeras—rápidamente alcanzaban las aguas del mar. Willimantic estaba localizado a solo 17 millas del puerto de Norwich, un corto viaje en vagón y aún más corto por tren.

Eagleville, Connecticut.